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Fuerza, seguridad e individualidad.

Estas son las palabras que me vienen a la mente cuando recuerdo los faros que visitamos en la Isla del Príncipe Eduardo.

En los últimos años, nuestra familia ha pasado por un período de crecimiento espiritual y emocional. A través de una serie de eventos fuera de nuestro control, nos encontramos tomando la muy difícil decisión de dejar nuestro estado natal en busca de libertad y seguridad.

Aprender a dejar brillar nuestra luz no siempre ha sido fácil. Siempre ha implicado cierto nivel de riesgo.

Riesgo de ser marginado. Riesgo de sufrir daños físicos, emocionales o económicos. Riesgo de perder todo lo que está cerca de nosotros.

En nuestro punto de quiebre, gran parte del miedo que solíamos sentir milagrosamente nos abandonó y el coraje ocupó su lugar.

Hoy, estamos caminando en la fuerza de Dios y esperamos animarte a dar un pequeño paso intencional ahora mismo para dejar que TU luz brille ?